martes, 28 de abril de 2015

LA FORMACIÓN DE UN TRONCO O ESTIRPE PROPIA
        
Artículo aparecido en Italia Ornitológica y que me parece de  interés para los criadores de canarios de cualquier raza o variedad.
Massimo Capitanio (Médico Veterinario)

         Cuando queremos adquirir ejemplares para mejorar nuestro criadero hay que tener presente que, en mi opinión, saber que comprar no es fácil. Hay que tener claro cuáles son los defectos de los pájaros de nuestro criadero, los límites de nuestros canarios con el fin de encontrar ejemplares adecuados para compensar las  deficiencias de nuestro stam. Lo mejor es acudir a un solo criador, posiblemente a uno que consiga buenos resultados en las exposiciones a lo largo del tiempo, de forma que sus canarios tengan características bien visibles, una especie de marca de fábrica que permita inmediatamente evaluar la competencia de dicho criador y la calidad de su criadero.



         Algunos pueden argumentar que partiendo de ejemplares que hayamos comprado en el mercado, y seleccionando los mejores ejemplares de nuestro criadero podemos llegar a buenos resultados. Utilizando ejemplares de un valor medio de 84 puntos, en tres años se puede llegar a los 87. A continuación, siguiendo con el trabajo podremos conseguir que el valor medio de los ejemplares de nuestro criadero sea de 88 puntos, luego 89…  Este razonamiento es cierto para criadores competentes. Lógicamente si se parte de un potencial inicial más alto – 88 puntos de valor medio en lugar de 84 – se conseguirán valores medios más altos pues de esta manera en lugar de conseguir 89 puntos en los primeros años de trabajo se pueden conseguir  90 ó 91. Como se ve, tiene sentido empezar con un buen grupo de aves, de buena calidad, con los que trabajar para conseguir nuestro propio tronco o estirpe de campeones. Todo criador se deshace de los canarios que le sobran y que no le son esenciales para la cría. Pero si esos canarios tienen una calidad superior a la de los de nuestro criadero podemos traerlos a casa y continuar con nuestro proceso selectivo.



         En mi opinión, el número ideal de las parejas para poder elegir sin demasiados problemas es al menos 20, o también pueden ser  20 hembras y 16 machos. Es evidente que hay que tener el espacio y el tiempo, suficientes, pues si no hay que tener un número diferente de acuerdo a las posibilidades de cada uno. En algunas razas es muy difícil formar 20 parejas, - como el AGI -  para otras se podría tener un mayor número, por ejemplo Glosters, porque si intentamos  configurar parejas para  lograr buenos intensos y nevados, claros y oscuros, isabelas, pequeños en tamaño, amplia moña, etc. nos damos cuenta de que un pequeño número de parejas aumenta en gran medida la dificultad selectiva.
         Es conveniente mantener un núcleo de cría, un número de parejas nacidas en nuestro propio criadero, elegidos entre los mejores ejemplares, ya acostumbrados a nuestra forma de llevar el criadero (temperatura, alimentación, iluminación, etc.) y agregar un pequeño número de parejas para mejorar las deficiencias de nuestro tronco o estirpe. En la práctica se escogen 17 parejas, nacidas en el criadero, escogidos entre los mejores tanto en aspecto como por ser buenos criadores o cuyos padres sí lo son (nos referimos a los pájaros del primer año) y se añaden 3 nuevas parejas. Entre las posibilidades de cría podemos mantener diferentes líneas o mezclarlas total o parcialmente.
  


         1ª POSIBILIDAD: LÍNEAS SEPARADAS.  Si tengo 52 canarios de las parejas de mi criadero (88 puntos de valor medio) y 10 canarios de las nuevas parejas (valor medio 90 puntos) ocurre que el patrimonio genético del criadero es diferente. Con este tipo de actuaciones lo que hacemos en realidad es tener dos tipos de canarios en nuestro criadero y no llegamos a tener una estirpe totalmente propia. Este tipo de estrategia solo tiene sentido si queremos probar si los nuevos canarios dan realmente canarios de una calidad media más alta que la nuestra para luego ir mezclando paulatinamente los dos tipos de canarios.

         2ªPOSIBILIDAD: INTRODUCCIÓN PARCIAL.  Si hacemos 16 parejas de nuestros propios canarios, 2 parejas nuevas y dos parejas cruzando canarios propios X canarios nuevos, obtendremos canarios propios (con valor medio de 88 puntos), canarios nuevos (90) y canarios intermedios entre las dos líneas.  Esta actuación nos sirve para poder evaluar la compatibilidad entre las dos estirpes y verificar si las nuevos canarios que hemos  introducido  son buenos reproductores y los resultados fenotípicos de los hijos nacidos, es decir, comprobar si trasmiten sus mejores características.

         3ª POSIBILIDAD: MEZCLA ENTRE AMBAS LÍNEAS.  Se mezclan los ejemplares nuestros con los nuevos. Nos encontraremos con una variabilidad fenotípica mayor respecto a las dos anteriores posibilidades.


         Con una cría selectiva normal se busca un aumento de las características positivas según el estándar de la raza y una disminución de los defectos. El objetivo es conseguir un grupo de animales lo más posible similares entre sí tanto fenotípicamente como genéticamente. Desde esta óptica la consanguinidad puede ayudarnos.
         He escuchado opiniones discordantes sobre la consanguinidad, algunos lo ven lógico, otros catastrófico. Como para todas las cosas se necesita conocimiento y capacidad para  afrontar el proceso selectivo que tiene como objetivo aumentar la homocigosis en el patrimonio genético de un determinado grupo de animales. En la práctica, la variable que más influye en la evolución genética de un criadero es el criador, ya que con sus decisiones dirige el cambio de sus animales.
         El aumento de la homocigosis supone una mayor uniformidad del patrimonio genético de nuestros animales. Si los reproductores son homocigóticos para unos determinados caracteres, trasmitirán a sus hijos dichos caracteres.



         Con la homocigosis salen todos los caracteres recesivos, tanto positivos como negativos. El criador elimina de la reproducción  los ejemplares que muestran los caracteres negativos. El resto de ejemplares manifestará un elevado porcentaje de homocigosis, de una gran similitud fenotípica, que si se ha dirigido en la dirección correcta se traducirá en un grupo de animales muy similares entre sí, de alto valor por su proximidad al estándar ideal, y exentos de defectos y problemas de enfermedades y supervivencia.



         Todo lo dicho hasta ahora parece fácil en el plano teórico, en la práctica surgen numerosas dificultades e imprevistos que hacen que las cosas no sean tan fáciles y simples como aparecen en un escrito. La habilidad de un criador consiste en saber ir superando todas esas dificultades pero teniendo muy claro el camino que debe seguir. Si no se sabe el camino es muy fácil perderse.